Fots del Evento

El músico le ganó a su propia voz

Si todavía quedaba alguna duda sobre las intenciones artísticas de Luciano Pereyra, el concierto que presentó la noche del sábado 5, en el Orfeo Superdomo, terminó por confirmar que el cantor de Luján no va a dejar que lo confundan con ningún experimento pop.
La compañía de 16 músicos, una puesta en escena delicada y el carisma candoroso que a los 20 años lo sostiene sin fisuras en el tránsito del folklore a la balada, sellaron la presentación de Luciano con el material de su tercer disco, Soy tuyo.
Lucía provocó el primer efluvio de histeria y gritos de las chicas de platea y tribunas. Según los organizadores, más de cinco mil personas asistieron a la única función que dio el cantante en suelo cordobés, luego de tres años sin estar en la ciudad.
Con cuidado por no tropezar con la misma piedra que sacó a la Sole de la lista de jóvenes promesas, el traspaso de Luciano a la canción melódica se intuye con matices. Además de rodearse de una formación de músicos que lo complementan desde lo estético y lo expresivo, su desenvoltura en escena demuestra que el talento sobre el que trabaja va más allá de la musicalidad y de una voz bella.
Hacia la mitad del concierto, Donde hubo fuego, del Paz Martínez marcó un intermedio que el cantante aprovechó para cambiar vestuario, presentar a sus músicos y reforzar su perfil de baladista. Otro coqueteo con el folklore llegaría minutos después con Chaupi corazón y Soy un inconsciente.
Si su figura desafía el estatismo necesario de los trovadores para inyectarle una intensidad diferente, sorprendió su calidad y profesionalismo en el momento en que se sentó solo al piano para acompañarse en una sesión de baladas románticas.
El segmento pareció demasiado largo dentro de la dinámica de un show con atmósfera festiva. En este tramo aparecieron Tu espalda, Cómo puedes vivir sin mí, Córdoba sin ti, Cuando tú no estás y el regreso de los instrumentos con Desde que tú te has ido. Caminito de Acheral y Sólo le pido a Dios cerraron el concierto con una acertada inclusión de violines, violas, contrabajo y violoncello junto al color de los instrumentos andinos y el combo de percusión latina y batería.
El bis no demoró en llegar y en la lista de canciones había ausencias evidentes: No sé si me querés, La distancia, Y así, así. Los tres temas, que además son los principales cortes de difusión de la nueva placa, coronaron el cierre con un plus de fuegos artificiales y lluvia de papelitos sobre la platea. Todo esto, por si acaso alguien pensaba que Luciano había venido a improvisar.

Madryn, muy temprano

La presencia del cuarteto de folklore pop Madryn pasó inadvertida para muchos en el concierto debut del sábado. La formación, surgida del reality Escalera a la fama, cantó bastante antes de lo previsto para el comienzo del show y quienes llegaron sobre la hora al Orfeo se quedaron con las ganas de verla. Madryn debutó con un par de canciones y el hit Sola por la arena, que integra el primer disco de los artistas del programa. Las luces del concierto fueron un espectáculo paralelo que marcó uno de los puntos más altos del resultado visual del show. El diseño funcionó creativamente en la integración espacial de la escena con el auditorio, y aportó el movimiento necesario para que la atención no decayera. Atmósferas tanto mágicas como impactantes y expresivas, atentas a la sensibilidad interpretativa de Luciano y a los climas que buscaba en cada canción.